sábado, 1 de septiembre de 2007

Entablando una buena comunicación

Entablando una buena comunicación con su hijo adolescente Muchas veces, más de las que se cree, el único secreto para mejorar la relación con su hijo adolescente sería fomentando la buena comunicación. En esta nota, algunas sugerencias para que, como padre, tome la iniciativa

Para mejorar la relación con su hijo adolescente, siempre será fundamental que mantenga abiertas todas las líneas de comunicación. Debe saber, por supuesto, que muchas veces la actitud de los adolescentes puede ser desafiante, en el mejor de los casos, y frustrante en el peor.

Sin embargo, sin una buena comunicación, todo podría empeorar aún más, y por ende, sería más dificultoso de reparar. Debajo le ofrecemos algunas sugerencias para conseguir mejor la comunicación con su hijo adolescente.

La importancia de establecer bases y principios

Encuentre un momento de calma propio y en su hijo adolescente, y siéntese junto a él para escribir qué tipo de comportamiento será aceptable e inaceptable cuando confronten sus problemas. El abuso físico y/o verbal debe estar en el tope de la lista de los inaceptables. Si las cosas se empiezan a poner mal, otórguense a ambos una oportunidad para el descanso; cada parte podría permitirse tomarse unos diez minutos para alejarse del otro. Recuerde, las reglas corren para ambos. Los adolescentes son muy hábiles para precisar cualquier regla que usted haya roto.

Escuche antes de hablar

Si bien es relativamente fácil convertirse en un padre consejero cuando los adolescentes llegan a nosotros con algo que los está incomodando, muchas veces, ellos solo desean ser oídos y no concurrir a una conferencia. Resista la tentación de ofrecer siempre sugerencias de cómo resolver sus problemas. Créalo o no, a veces los adolescentes solo necesitan saber que sus problemas son importantes para nosotros, que estamos atentos a sus vidas y a los obstáculos que deben sortear en las mismas.

Una respuesta común es "ojalá mis problemas fueran así de pequeños" o algo por el estilo, pero los padres deben saber que para cada edad, los problemas tiene una significación distinta. Otro tipo de respuesta habitual, es "la solución total a esos problemas es actuar de x forma…", olvidándose que los tiempos cambian y muchas veces nuestra experiencia de adolescentes no se aplica en la actualidad.

Si los chicos solo tienen como respuesta frases de ese estilo, ellos cerrarán su boca rápidamente y serán renuentes a hablar con usted la próxima vez que tengan una dificultad.

Recuerde no minimizar sus sensaciones

Como padres, nuestras responsabilidades diarias pueden eclipsar rápidamente lo que consideramos problemas triviales y sencillos que experimentan nuestros adolescentes. Pero los problemas de nuestros hijos adolescentes son realmente muy importantes para ellos. Diciéndoles que sus problemas no son nada en comparación con los suyos, solo reafirmará en ellos la creencia de que usted no tiene ningún deseo de entender sus vidas. Al igual que los adultos, muchos adolescentes solo necesitan a veces a alguien que valide lo que ellos están sintiendo. Otórgueles una buena atención cuando le hablen de lo qué les está sucediendo con sus amigos y actividades.

Diciéndoles "entiendo cómo se siente eso" o que usted "también odia cuando le sucede eso", podrá demostrarles genuinamente que comprende cuales son sus sensaciones, y cuan importantes son estas.

Deles la oportunidad de hablar libremente

¿Le es fácil decirle a su hijo adolescente, que se siente a hablar con usted, y luego aguantar lo que él tenga para decirle? Usted ha hecho su trabajo de pedirles que les confiesen sus pensamientos, sensaciones, aspectos humanos; ¿por qué entonces le sorprende que ellos le den sus propias opiniones sobre algunas cosas? Demuéstreles, por ejemplo, que pueden sentirse libres para decirles cuales son sus ideas y pensamientos con respecto a todo, aunque siempre de una manera respetuosa.

Guardando la calma y manteniendo la comprensión, podrá enseñarles no solo a comportarse de esa forma, sino que además les enviará un mensaje de que comportamiento es aceptable para discutir problemas y cuál no lo es.

Hágalo sentir cómodo

Demuéstrele a su hijo adolescente que cada charla que deba tener con usted no tiene por que ser una dura e importante prueba. Maneje el clima de la conversación, y sea lo más tolerante posible. Castigar a un adolescente después de haber mantenido una fuerte discusión, solo provocará en ambos un fuerte resentimiento, por lo que el castigo debe contemplarse como una opción, pero la última de todas.

Tenga en cuenta que es aceptable discrepar, si se hace con respeto, ya que además, muy posiblemente, se llegará de esta forma a algún punto de acuerdo. Tómese un tiempo para reflexionar sobre las acciones que llevará a cabo si se siente muy tenso, o podría arrepentirse de lo que haga. Cuando se sienta listo, asegúrese de que su adolescente sepa muy bien que es su comportamiento lo que lo ha disgustado, pero no él.

Comprender y animar a los adolescentes es uno de los trabajos más difíciles que como padres debemos hacer en nuestras vidas. Por eso, mantener las vías de comunicación abierta será clave para fomentar una buena relación con nuestros hijos adolescentes.

Retomando el rol de padres

No es lo mismo que los padres estén a cargo de un hijo adolescente, que un hijo adolescente esté a cargo de sus padres. Si cree que su caso se asemeja más a esta última situación, será tiempo de cambiar su actitud como padre.
uchas veces, cuando los padres están bajo una considerable situación de estrés, tienden a rendirse frente a las demandas de sus hijos adolescentes, dejándolos proseguir en sus erróneas actitudes, y haciendo cualquier cosa que ellos desean que se haga, como si los mismos fueran jueces y parte. Esto es, sin dudas, un grave error.

En efecto, una vez que un padres se empieza a rendir ante un adolescente, los papeles pueden comenzar a invertirse, y es allí donde pueden comenzar los problemas. Por eso, es importante que todo padre sepa que de él depende la autoridad y que es su tarea imponer esa autoridad.

En el verdadero rol de padres

Existe una gran diferencia entre mostrar cuidado a su hijo adolescente, y apañarlo y consentirlo en cada pedido o exigencia que el mismo le realice. De hecho, nunca se puede querer demasiado a un adolescente, si es que no se lo desea ayudar verdaderamente, lo que también significa no rendirse a algunas de sus arbitrarias demandas.

Para aclarar ciertas cuestiones, es necesario pasar un tiempo juntos, donde se hable de la relación con sus amigos, sus esperanzas, sueños, proyectos de estudio, etc. Estos momentos pueden ser muy importantes para mejorar la relación que se mantenga, estableciendo límites claros, -y no distancias, en el mal sentido de la palabra- y logrando una mayor conexión entre ambos. Por cierto, jamás debe comportarse como otro amigo adolescente: usted es el adulto y también el padre, y debe lograr que esos roles permanezcan.

Los adolescentes están llenos de dudas e interrogantes, que necesitan imperiosamente ser consultadas con sus padres, y no con extraños. Por eso, es fundamental que los padres estén disponibles para que sus hijos adolescentes puedan hacerles todas las preguntas que consideren necesarias. Generalmente, esta etapa de la vida tiene una carga emocional mayor a la de muchas otras, por lo que es en ese tiempo, más que en otros, cuando los niños necesitan de su amor y habilidad para entender y ayudar a solucionar sus problemas.

En este sentido, es fundamental ser verdaderamente comprensivo con su hijo adolescente, sin pensar que sus problemas son algo muy pequeño o que no merece mayor atención. Durante estos años, cualquier chico lucha duramente para lograr apoyo de sus pares y sus familiares, buscando, en el último de los casos, una correcta combinación entre autoridad y ofrecimiento de apoyo. Sus hijos necesitarán también de mucha de su confianza. El hecho de que usted crea correcto dársela, o no, será una cuestión diferente.

Ordenes no negociables, actitudes flexibles

Los límites, siempre deben ser muy claros para su hijo adolescente. En primer lugar, los niños deben saber que necesitan seguir sus órdenes, porque es usted quien dirige la casa, y porque sabe que es mejor para ellos. Por cierto, esto no significa que no deba haber un dialogo al respecto, donde sus hijos tengan un espacio para expresarle sus puntos de vista, pero sí que será usted quien tendrá las últimas palabras al respecto, preferentemente explicando la razón de cada orden. Es fundamental que las reglas sean limpias, y que también esté claro que sucede si estas órdenes no son obedecidas.

Aunque usted pueda sonar demasiado duro, todos sabemos que existen asuntos relacionados a la seguridad física y emocional, y a valores profundamente arraigados en la familia, que no pueden entrar en la categoría de órdenes negociables. Los padres no pueden permitir que un hijo adolescente tome una decisión únicamente por sí mismos: por ejemplo, cuán tarde puede llegar a su casa durante la noche, o sacar el auto de la familia sin permiso. Aunque esta innegociable autoridad suene muy dura, usted debe saber que de ella depende la seguridad de su hijo adolescente. No será una situación divertida, pero con el tiempo ellos sin dudas le comprenderán.

Es posible que los adolescentes desafíen estas órdenes no negociables, sobre todo si ha sido demasiado permisivo hasta el momento, pero, igualmente, será mucho más probable que las entiendan y respeten si saben sus legítimas razones, y si las mismas se limitan únicamente a los asuntos que verdaderamente importan; cuando aprendan que detrás de cada prohibición hay una razón sólida, y que usted está dispuesto a explicar sus razones cuando se las requieren, usted y su hijo adolescente lograrán una mayor maduración en la relación, y seguramente el chico se convierta en un mejor y más responsable adulto, que podrá comportarse de la misma forma con su futuro hijo adolescente.

Cómo es un adolescente, II

Cómo es un adolescente, II Los últimos años de la escuela secundaria y más allá.

Los padres se preocupan o se confunden frecuentemente por los cambios en sus adolescentes. La información siguiente intenta ayudar a los padres a entender esta fase del desarrollo.

Cada adolescente es un individuo con su personalidad única, intereses especiales, gustos y disgustos. Sin embargo, hay numerosos elementos comunes en el desarrollo que todo el mundo confronta durante los años de la adolescencia. Los sentimientos y el comportamiento de los adolescentes en los últimos años de la escuela secundaria se describen abajo:

Movimiento hacia la independencia

  • Funcionan con mayor independencia

  • Tienen un sentido de identidad propia más firme y cohesivo,

  • Examinan sus experiencias internas,

  • Logran la habilidad de pensar en las consecuencias de sus ideas,

  • Exhiben un aumento en la habilidad para posponer la gratificación o la satisfacción personal,

  • Disminuyen los conflictos con los padres,

  • Efectúan un aumento en la estabilidad emocional,

  • Hay un aumento en su preocupación por otros y un aumento en su auto-suficiencia, y

  • Permiten que las amistades sigan siendo importantes y ocupen el lugar apropiado entre todos sus otros intereses.

Intereses futuros, cambios cognoscitivos

  • Los hábitos de trabajo se hacen más definidos,

  • Hay un aumento en el interés acerca del futuro, y

  • Se le da mayor importancia al papel que se juega en la vida.

Sexualidad

  • Sentimientos de amor y de pasión,

  • Desarrollo de relaciones más serias,

  • Firme sentido de su identidad sexual, y

  • Un aumento en la capacidad para sentir amor tierno y sensual.

Moralidad, valores y dirección propia

  • Mayor capacidad para establecer sus propias metas,

  • Interés en el razonamiento moral,

  • Capacidad para hacer uso de la intuición,

  • Mayor énfasis en su dignidad y amor propio, y

  • Las tradiciones sociales y culturales vuelven a ganar parte de su importancia previa.

Los adolescentes varían un poco de las descripciones dadas arriba, pero los sentimientos y el comportamiento descritos son los considerados normales para cada etapa de la adolescencia.

Fuente: American Academy of Child and Adolescent

Cómo manejarse ante la rebeldía de un adolescente

¡Vaya si es importante lidiar con esto! La rebeldía es una de las características más sobresalientes de la adolescencia, y seguramente la que más complica las relaciones entre padres e hijos.

Indócil, desobediente, opuesto con tenacidad. También podemos definir a la rebeldía como la actitud de oposición violenta y tenaz a lo prescrito o sólo establecido.

En la mayoría de los casos esta rebeldía se puede interpretar como un desacuerdo respecto a lo establecido por los padres, maestros, o cualquier autoridad. Esto incluye a lo establecido en relación a conductas, estructuras, ideas, valores, etc.

Los adolescentes manifiestan ese desacuerdo, oposición, sublevación de distintas formas; verbalmente (murmurando, gritando, reclamando, etc.); en su comportamiento (lanzando o golpeando objetos) o violenta (agresiones físicas hacia las personas).

Sin embargo estas actitudes rebeldes de los adolescentes pueden llegar a ser valiosas y positivas. Lo único que debemos buscar es que la manera en que la manifiesten sea con un ambiente de cordialidad y mucho tono humano.

Es este otro punto importante en la educación del adolescente, necesitamos ayudarlo a controlar sus emociones y que pueda encauzar sus inquietudes hacia la persona adecuada, y sobre todo, de la manera adecuada.

Un segundo tipo de rebeldía es la agresiva que, que en general, es propia del débil, de quien no pudiendo soportar las dificultades que se presentan en la vida diaria intenta aliviar su problema haciendo sufrir a los demás.

Un tercer tipo de rebeldía consiste en ir contra las normas de la sociedad, bien por egoísmo y utilidad propia, bien por el simple placer de no observarlas. Es la rebeldía transgresiva.

Las tres formas descritas son rebeldías negativas que tienen su origen en la inseguridad e inmadurez del adolescente.

Las tipicas conductas de un adolescente rebelde son: golpear las puertas al ingresar a su recámara, arrojar objetos, levantar la voz, permanecer "mudo" durante varias horas (incluso días), mirada penetrante y brazos cruzados, respiración agitada y diálogo "entrecortado".

Evidentemente estas conductas se presentan cuando un adolescente ha recibido una negativa para un permiso de salir, para el uso de algo de su interés (ropa, coche, radio, etc.) o cuando se le ha indicado las reglas a seguir en alguna actividad familiar.

De manera concreta, la rebeldía tiene muchos posibles orígenes y determinar con precisión cuál es el de su caso está limitado por las circunstancias que le rodean. Sin embargo los más comunes suelen darse cuando Las disposiciones, reglas, indicaciones y demás criterios establecidos son absurdos, ridículos y fuera de la realidad.

O retomando el ejemplo de los permisos para salir, es común que la rebeldía se manifieste por un permiso que se le ha negado al adolescente (salir con sus amigos al cine, a cenar, a una reunión, a una fiesta, etc.).

En el caso de los permisos para salir no puedo dejar una idea única y terminal sobre esto. Es imposible dejar la idea de que deban salir los adolescentes de sus casas porque las circunstancias son las que determinarán la decisión.

Lo que sí es aconsejable es que se interprete es que ante un peligro físico o moral inminente, no se debe permitir salir a los adolescentes de casa

Embarazo adolescente, una preocupación de todos

Embarazo adolescente, una preocupación de todos Sepa qué hacer y cómo dar su apoyo y contención si una adolesce

Los niños nacidos de madres adolescentes corren el riesgo de tener problemas de larga duración en muchos aspectos importantes de la vida, incluyendo el fracaso en la escuela, la pobreza y las enfermedades físicas o mentales. Las madres adolescentes también corren el riesgo de tener ellas mismas estos problemas.

El embarazo durante la adolescencia presenta normalmente una crisis para la niña que está en estado y para su familia. Las reacciones más comunes incluyen la ira, la culpabilidad y el negarse a admitir el problema. Si el padre es joven también y se involucra, es posible que las mismas reacciones ocurran con su familia.

Las adolescentes que están embarazadas pueden privarse de asistencia médica durante su embarazo, lo que resulta en un riesgo mayor de tener complicaciones médicas. Estas adolescentes necesitan comprensión especial, atención médica e instrucción—especialmente acerca de la nutrición, las infecciones, el abuso de substancias y las complicaciones del embarazo. También necesitan aprender que fumar, tomar bebidas alcohólicas y usar drogas pueden hacerle daño al feto que se está desarrollando. Todas las adolescentes embarazadas deben de recibir atención médica durante la primera etapa del embarazo.

Las adolescentes embarazadas pueden tener diferentes tipos de reacciones emocionales:

  • puede que algunas no quieran tener el bebé
  • lo pueden querer de manera confusa e idealizada
  • otras adolescentes pueden ver la creación de otra vida como un logro extraordinario, pero sin darse cuenta de las responsabilidades que esto conlleva
  • algunas pueden querer quedarse con el bebé para complacer a otro miembro de la familia
  • algunas pueden querer al bebé por tener alguien a quien amar, pero no se dan cuenta de la cantidad de atención que requiere la criatura
  • muchas no pueden anticipar que ese bebé tan adorable puede hacer demandas constantes o ser muy irritante
  • algunas se sienten abrumadas por la culpabilidad, la ansiedad y el miedo al futuro
  • la depresión es muy común entre las adolescentes embarazadas.

Puede haber momentos en los que las reacciones emocionales y el estado mental requieran que se refiera a un profesional de la salud cualificado.

Los bebés nacidos a adolescentes corren el riesgo de ser abandonados y abusados porque la madres jóvenes no saben cómo criarlos y están muy frustradas por las demandas constantes del cuidado de los pequeños. Los padres de adolescentes pueden prevenir los embarazos de sus hijas mediante una comunicación abierta y si les dan consejos acerca de la sexualidad, anticoncepción y de los riesgos y las responsabilidades que conllevan las relaciones sexuales y el embarazo. Algunas adolescentes tienen que dejar de ir a la escuela para tener al bebé y luego no regresan. Así, la adolescente embarazada pierde la oportunidad de aprender las destrezas necesarias para obtener empleo y para sobrevivir en el mundo de los adultos. Las clases en la escuela acerca de la vida en familia y la educación sexual, así como las clínicas que ofrecen información a los jóvenes acerca de la reproducción y el control de la natalidad, pueden también ayudar a prevenir el embarazo no deseado.

Si la adolescente queda embarazada, es imperativo que tanto ella como su familia reciban consejería sincera y sensitiva acerca de las opciones disponibles, desde el aborto hasta dar en adopción al bebé. Deben existir sistemas de apoyo especiales, incluyendo consultas a un siquiatra de niños y adolescentes cuando sea necesario, que ayuden a la joven durante el embarazo, en el momento de dar a luz y en el de tomar la decisión de quedarse con el bebé o darlo en adopción.

Fuente: American Academy of Child and Adolescent Psychia
Adolescentes: ¿qué los hace vulnerables? ¿Sabes por qué tu hijo adolescente es como es? ¿Y sabes qué puedes hacer para ayudarlo a atravesar sanamente esta etapa crítica de su vida?



La adolescencia es una época crítica por la desestructuración y reorganización de la personalidad que acompaña el desarrollo que transforma al niño en adulto. Es la segunda gran etapa evolutiva del desarrollo psicosexual: la redefinición de la identidad y la individuación.

Para los adolescentes, esta época vital contiene tantos cambios y desafíos que a menudo les es abrumador sostener sus múltiples aspectos simultáneos.

Están necesariamente absorbidos con su propio desarrollo físico, crecimiento intelectual y emocional, vida social y conciencia creciente de la complejidad del mundo más amplio en el cual viven más allá del amparo familiar.

Apenas existen instantes de espacio para los duelos por las imágenes de sí mismos, sus padres y la vida e ideales de la niñez, hoy dejados atrás. Sin embargo, estos duelos subyacen inconscientemente en la cotidianeidad, a menudo dificultando la asunción de las responsabilidades y los desafíos del presente.

Emergen a la superficie en los exámenes prolongados del cuerpo en el espejo, en el ensimismamiento típico, en la búsqueda de reconfirmación de las ideas y la identidad de gustos con los amigos, para nombrar pocos indicadores.

A menudo los chicos provocan reacciones negativas en los padres aparentemente sólo para poder luego discutir, para ver hasta dónde los padres sostendrán sus posiciones y limites. Pueden llegar a confundir a los padres más concienzudos, con argumentos aparentemente contundentes acerca de algo que en el fondo realmente no quieren.

Al mismo tiempo, la adolescencia es también una época de expansión, creatividad, autodescubrimiento, y enorme vitalidad; muchos jóvenes la sienten así. Son curiosos, activos, cuestionadores y productivos. A esos aspectos vitales, buscamos reforzar y orientar.

El mundo de experiencias directas del adolescente contiene muchas promesas de placeres, con poca valorización del esfuerzo. En el código adolescente el placer tiene gran valor y el displacer no debería ser soportado.

Así se defienden de sus propios dolores de crecimiento y del padecimiento de sus mayores, cuya ética de sacrificio no siempre les parece atractiva.

La inmediatez, la baja tolerancia a la frustración y a la postergación son actitudes que los adolescentes convierten en acción frecuentemente impulsiva. Todo ya; quién sabe lo que será mañana o si vale la pena esperar otra cosa diferente a lo que se puede hacer ahora. ¿Esto refleja algo de su percepción del mundo adulto?

La velocidad de los sucesos (tipo vídeo clip) y la cultura del zapping, que dificulta quedarse a profundizar, serán los reflejos de un mundo de estímulos tan intensos que se vuelven inasibles.

Ellos propician relaciones superficiales (light); no se tolera el enfrentar dificultades y se producen contactos más efímeros. Por “light” se entiende lo que no moviliza ni exige demasiado, está más dirigido a lo sensorial que al sentido, cubre la superficie, modelado sobre la imagen de dos dimensiones: TV, cine, videos, juegos todos ofreciendo contacto a distancia; lo virtual tiene su dimensión de realidad.

Transmite imágenes de un sentir que luego son difíciles de eludir en otra dimensión de la realidad. Esta forma de organizar la realidad también es transferible a un modo de vincularse, a menudo mediatizado por objetos de consumo. No es sólo una metáfora, sino una manera de manejar una realidad demasiado compleja, simplificándola.

Sin embargo, esto no resulta del todo satisfactorio, contiene sus contradicciones: produce tensión cuando falta de sensación de plenitud que acompaña a las experiencias interpersonales más intensas y comprometidas. Lleva tiempo elucidar esta complejidad, mientras se está tratando de manejar tantos cambios internos y externos.

Ser parte del grupo, pertenecer, no ser distinto es más imperativo para los adolescentes que en cualquier otra etapa. Se necesita el apoyo (real e imaginario) de la identificación con los pares para soportar la separación y el duelo por los padres idealizados de la niñez y también para comenzar a construir los proyectos futuros que se realizan entre pares generacionales.

Para muchos el consumo convalida la identidad; el valor de los objetos y su poder para satisfacer necesidades y deseos es un mito actual. Los adolescentes ¿han sido programados para percibir la falsedad en esta premisa?

También buscan valores, pero a veces son escépticos, descreídos de la efectividad o la veracidad de los valores de la generación anterior, especialmente cuando observan dolorosamente su desengaño. Los valores de los adolescentes están en relación a los de los adultos: estos son los modelos con los que se identifican o con los que se enfrentan.

Nuestra sociedad se ha vuelto más individualista, competitiva e insegura y menos solidaria para los adultos también. Menos comunicación plena, más soledad y aislamiento; cambios rápidos, más tecnología donde la valorización del objeto compite con la interacción humana. Estas realidades pueden confundir a los adolescentes.

Cuando sufren malestar, están disconformes con el mundo que encuentran y sienten que lo tienen que pasar bien, porque es lo que les queda, invierten sus expectativas en el presente, y las desvían del futuro.

Pueden buscar la satisfacción a través de distintos objetos de consumo, como tantos mensajes han prometido y lo que muchos han visto en su experiencia directa. Esto los hace más vulnerables... más vulnerables a experimentar como actividad grupal y avanzar luego individualmente hacía vínculos extremos y exclusivos con objetos-panaceas que llenen los vacíos, alivien las ansiedades y ofrezcan satisfacción inmediata, sin esfuerzo.

Lo que se observa trabajando con jóvenes es que están ávidos de poder hablar sobre el mundo de sus vivencias con adultos a quienes consideran interlocutores válidos. Nos exigen una posición de estar dispuestos a pensar en conjunto sobre un mundo complejo que, en muchos momentos nos deja perplejos y disconformes a nosotros también. No tendremos que tener todas las respuestas. Sí, a estar dispuestos a reflexionar, cuestionar juntos y acompañar en la búsqueda.

Nuestro acompañamiento ayuda en la profundización de las ideas y la confrontación con una realidad tan compleja y multifacética, tan difícil de abordar sólo. Lo que piensan y hacen los padres es de importancia fundamental para la orientación y el fortalecimiento de los adolescentes en su búsqueda de identidad y autonomía.

Es un lugar de transferencia de valores que no se puede dejar vacante. Este es un desafío que asumimos en el trabajo día a día con nuestros jóvenes, el trabajo que compartimos la escuela con la familia.

Por: Lic. Carola Diamondstein

Asesora Científica del Programa de Promoción de la Salud y Prevención – ORT Argentina

Dr. Alberto Cirulnik

Director Dto. Medico – ORT Argentina

Fuente: ORT Argentina

¿Por qué los adolescentes corren tantos riesgos?

La adolescencia es un período de la vida que supone conductas desafiantes y muchas veces los adolescentes toman riesgos que pueden perjudicarlos. Otras veces, en cambio, sólo se trata de definir su personalidad. 1. Todos los adolescentes corren riesgos como una parte normal de su crecimiento. Correr riesgos es una herramienta que los adolescentes usan para definir y desarrollar su identidad, y una saludable toma de riesgos es una valiosa experiencia.

2. Un comportamiento saludable tomando riesgos que tengan un impacto positivo en el desarrollo adolescente puede incluir la participación en deportes, el desarrollo de habilidades artísticas y creativas, las actividades voluntarias, los viajes, hacer prácticas laborales, hacer nuevos amigos, hacer constructivas contribuciones a la familia o la comunidad, y otras. La posibilidad de fallar es inherente a todas esas actividades. Los padres deben reconocer y apoyar a sus hijos en esto.

3. Los comportamientos negativos corriendo riesgos y que pueden ser peligrosos para los adolescentes incluyen el tomar alcohol, fumar, usar drogas, conducir en forma temeraria, tener actividad sexual insegura, desórdenes de la alimentación, auto-mutilación, huidas, robos, actividades mafiosas, y otras.

4. La toma de riesgos poco saludable en los adolescentes puede aparecer como una “rebelión”, un gesto de enojo específicamente dirigido a los padres. Sin embargo, correr riesgos, saludablemente o no, es simplemente una parte de la lucha del adolescente para definir y probar su identidad, proveyéndose de una propia y separándose de los demás, incluidos los padres.

5. Algunos comportamientos adolescentes son engañosos. Un adolescente puede genuinamente tratar de correr un riesgo saludable pero que termina haciéndolo en un comportamiento más peligroso. Por ejemplo, muchas chicas adolescentes no reconocen las trampas de hacer dieta y caen en un modelo de alimentación desordenado, en ocasiones desarrollando un trastorno de la alimentación. Los padres necesitan estar bien informados para poder ayudar a sus hijos adolescentes en esta lucha.

6. Las señales de alerta que ayudan a identificar las tomas de riesgos peligrosas pueden incluir problemas psicológicos como una persistente depresión o ansiedad que se esconden bajo la apariencia de los típicos “cambios de humor” adolescentes, problemas en el colegio, participación en actividades ilegales, y señales de comportamientos poco saludables (l fumar, beber, conducir en forma temeraria, pueden estar sucediendo al mismo tiempo, así como los desórdenes de la alimentación, la auto-mutilación, la huida y los robos).

7. Aún cuando los adolescentes necesitan correr riesgos, los padres necesitan ayudarlos a encontrar oportunidades saludables de hacerlo. Una saludable toma de riesgos no sólo es importante para ellos mismos, puede prevenir una toma de riesgos enfermiza.

8. Los adolescentes a menudo ofrecen pistas sutiles sobre su comportamiento negativo de toma de riesgos a través de lo que dicen sobre los comportamientos de sus amigos y familiares, incluidos los padres. Los padres generalmente permanecen en silencio sobre su propia historia, pero puede ser importante encontrar el camino para compartir esa información con los adolescentes para servirles como modelos de rol, para permitirles saber que los errores no son fatales, y para alentarlos a hacer elecciones saludables como las que los padres han hecho durante su adolescencia.

9. Los adolescentes buscan en sus padres consejo y modelos sobre cómo tomar riesgos positivos y negativos. Los padres necesitan ayudar a sus hijos a aprender cómo evaluar los riesgos y anticiparse a las consecuencias de sus elecciones, desarrollando estrategias para canalizar su energía en actividades saludables cuando es necesario.

10. Los padres necesitan prestar atención a sus propios modelos de toma de riesgo. Los adolescentes están siempre observando e imitando, lo reconozcan o no