sábado, 1 de septiembre de 2007

De viaje con adolescentes

De viaje con adolescentes
Si tus hijos ya son adolescentes, no quieres renunciar a compartir las vacaciones con ellos... y quieres saber cómo sobrevivir a la experiencia, esta nota es para ti.

Luego de la experiencia inicial, la mayor parte de los adultos conciben a sus viajes con adolescentes como un trabajo más, antes que un período de descanso, relajación y disfrute. Y es que por cierto, no es nada fácil compartir el interior de un auto, micro, avión, o cuarto de hotel, con adolescentes cuyos humores pueden ser realmente imprevisibles.

Sin embargo, a esta edad, cualquier padre sabe muy bien que muy poco útil será manifestar una conducta represiva y dura, por lo que sin dudas será mucho más efectivo tener en mente algunas estrategias que ayuden a que los viajes sean más agradables tanto para ellos como para sus hijos.

En primer lugar, para el caso de que se reserven pasajes y hospedajes para un gran y lejano viaje, no sería mala idea comprar también un seguro de cancelación de viaje, para el caso de que el adolescente cambie de opinión y se decida férreamente a no viajar.

Con un adolescente, es crucial prever todo tipo de posibilidades, pues muchas veces ni ellos saben bien lo que quieren, pero si el viaje ya está bien acordado, será importante entonces que se cuenten con algunos recursos para facilitar el mismo…

Frente a un rebelde sin causa

Lo sabemos: estas sugerencias podrían ser muy útiles para aquellas familias donde los adolescentes asumen que estarán de acuerdo en ir a donde sea con sus padres. Pero lo cierto es que a menudo los jóvenes muestran un muy bajo interés por los viajes de familia.

En realidad, los padres no deberían sentirse heridos ni dejar de lado esos tan gratificantes viajes de familia, pero sí deben saber que parte natural de la adolescencia es la separación, pues este es un tiempo donde se comienza a alejar de los padres.

E incluso si los adolescentes protesten por el viaje familiar, debe saber que el hecho de que usted se interese en hacerlo, será suficientemente importante para ellos.

En pos de tranquilizarlos, los padres deben decirles a sus hijos adolescentes que saben muy bien que ellos ya no son más niños, pero que eso no implica que no puedan dejar de hacer cosas con sus familias, de forma tal de que todos las disfruten y las experimenten de forma tan agradable como sea posible.

Por eso, es importante que no se “arrastre” a los jóvenes por un viaje planeado íntegramente por sus padres, sino que se les de espacio para que ellos tengan la oportunidad de hacer algunas sugerencias con respecto al viaje.

Una actividad que podría conferírseles, por ejemplo, es hacer el plano de viaje antes de partir, y que luego se encarguen de llevarlo consigo para guiar el viaje. Lo importante, en todo caso, es que se conciban a los viajes como una aventura en la que toda la familia esté implicada, y en donde todos se hagan responsables del bienestar del otro.

Programando un viaje distinto

Los padres deben reconocer asimismo la necesidad de los jóvenes por tener una cierta independencia, permitiéndoles tener algunas actividades con sus pares. En este sentido, por ejemplo, se podría elegir un crucero con entretenimientos para jóvenes.

Allí, los chicos pueden compartir actividades con otros jóvenes, lo cual no implica que no se pase un tiempo en familia, pues es común que todos se junten para la cena, y que luego los adolescentes se dirijan a encontrarse con su grupo de pares.

Una cosa fundamental con las que se debería contar en cualquier viaje, es con un walkman o discman con auriculares, para cada uno de los adolescentes, de manera tal que ellos puedan escuchar su propia música o estación de radio. En este sentido, será importante recordar llevar unas pilas extras, pues si las mismas se acaban en medio de la ruta o un paraje inhóspito, se estará en verdaderos apuros.

Luego, sería útil llevar unos casetes o CDs para el reproductor del auto, especialmente aquellos que tengan grabados comedia o historias, lo cual no sólo será interesante escuchar por parte de sus hijos, sino también por la familia entera, que olvidará el tedio del viaje y tendrá algo de que reírse.

Para el caso que surjan discordancias sobre que música o historias escuchar, se podrían formular reglas en las que cada uno tenga una hora para escoger la música o historia, pero siempre conservando el poder del veto, pues si algo es intolerante para todos los demás, como los chistes groseros de las llamadas telefónicas o la música trash, los chicos deberían tener que escucharlo con sus propios auriculares.

Varias familias, se inclinan también por la inteligente opción de llevar a amigos de sus hijos. Sucede que esa edad, cualquier chico busca estar con sus compañeros, pues cuando los chicos son pequeños sólo desean construir castillos de arena, pero cuando son más grandes buscan desarrollar actividades sociales, para lo cual necesitan sentirse acompañados por sus pares.

Un aspecto esencial para los jóvenes y sus padres, será la privacidad e intimidad, lo cual puede ser difícil de lograr si todos están concentrados en un hotel con habitaciones compartidas o contiguas. Por eso, siempre será importante que considere reservar en lo posible espacios bien separados para los jóvenes.

Asimismo, será muy posible que los padres deseen viajar a sitios históricos, museos, o a visitar parientes, pero todo esto debería ser combinado con algunas cosas que los jóvenes pueden esperar con ansia, tal como una salida a un parque de entretenimientos o aun bar temático, sin por ello dejar de incentivar a los jóvenes a que visiten cosas que tal vez puedan parecerles poco interesantes, pero que seguramente despertarán su atención.

Para los viajes en auto, sería importante planear hacer paradas de descanso en lugares tranquilos, empacando un buen almuerzo o merienda campestre. También, sería buena idea sacar una pelota del fútbol o un mazo de cartas, para que los chicos se distraígan y rompan la monotonía.

En suma

Lo importante, en cualquier caso, será que no se rinda a dejar de hacer esos tan gratificantes viajes familiares del pasado. Si antes los mismos eran para mostrarles a sus hijos pequeños las maravillas del mundo, hoy en día pueden ser excelentes para mejorar la comunicación, pues estos largos viajes, lejos del hogar, dan tiempo para relajarse y hablar francamente.

Además, en estas salidas, parecieran ser naturalmente impulsadas de una manera verdaderamente asombrosa las maravillosas y profundas charlas sobre una gran cantidad de aspectos de la vida, tanto de los padres como de los adolescentes.

Por cierto, los viajes con adolescentes pueden tener algunos momentos ásperos, especialmente cuando los hermanos comienzan a pelear. Pero también tienen muchas ventajas, pues a diferencia de cuando los hijos eran pequeños, será posible mantener interesantísimas charlas con ellos, y comenzar a vivir una vida adulta que sea interesante para todos.


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