sábado, 1 de septiembre de 2007

Retomando el rol de padres

No es lo mismo que los padres estén a cargo de un hijo adolescente, que un hijo adolescente esté a cargo de sus padres. Si cree que su caso se asemeja más a esta última situación, será tiempo de cambiar su actitud como padre.
uchas veces, cuando los padres están bajo una considerable situación de estrés, tienden a rendirse frente a las demandas de sus hijos adolescentes, dejándolos proseguir en sus erróneas actitudes, y haciendo cualquier cosa que ellos desean que se haga, como si los mismos fueran jueces y parte. Esto es, sin dudas, un grave error.

En efecto, una vez que un padres se empieza a rendir ante un adolescente, los papeles pueden comenzar a invertirse, y es allí donde pueden comenzar los problemas. Por eso, es importante que todo padre sepa que de él depende la autoridad y que es su tarea imponer esa autoridad.

En el verdadero rol de padres

Existe una gran diferencia entre mostrar cuidado a su hijo adolescente, y apañarlo y consentirlo en cada pedido o exigencia que el mismo le realice. De hecho, nunca se puede querer demasiado a un adolescente, si es que no se lo desea ayudar verdaderamente, lo que también significa no rendirse a algunas de sus arbitrarias demandas.

Para aclarar ciertas cuestiones, es necesario pasar un tiempo juntos, donde se hable de la relación con sus amigos, sus esperanzas, sueños, proyectos de estudio, etc. Estos momentos pueden ser muy importantes para mejorar la relación que se mantenga, estableciendo límites claros, -y no distancias, en el mal sentido de la palabra- y logrando una mayor conexión entre ambos. Por cierto, jamás debe comportarse como otro amigo adolescente: usted es el adulto y también el padre, y debe lograr que esos roles permanezcan.

Los adolescentes están llenos de dudas e interrogantes, que necesitan imperiosamente ser consultadas con sus padres, y no con extraños. Por eso, es fundamental que los padres estén disponibles para que sus hijos adolescentes puedan hacerles todas las preguntas que consideren necesarias. Generalmente, esta etapa de la vida tiene una carga emocional mayor a la de muchas otras, por lo que es en ese tiempo, más que en otros, cuando los niños necesitan de su amor y habilidad para entender y ayudar a solucionar sus problemas.

En este sentido, es fundamental ser verdaderamente comprensivo con su hijo adolescente, sin pensar que sus problemas son algo muy pequeño o que no merece mayor atención. Durante estos años, cualquier chico lucha duramente para lograr apoyo de sus pares y sus familiares, buscando, en el último de los casos, una correcta combinación entre autoridad y ofrecimiento de apoyo. Sus hijos necesitarán también de mucha de su confianza. El hecho de que usted crea correcto dársela, o no, será una cuestión diferente.

Ordenes no negociables, actitudes flexibles

Los límites, siempre deben ser muy claros para su hijo adolescente. En primer lugar, los niños deben saber que necesitan seguir sus órdenes, porque es usted quien dirige la casa, y porque sabe que es mejor para ellos. Por cierto, esto no significa que no deba haber un dialogo al respecto, donde sus hijos tengan un espacio para expresarle sus puntos de vista, pero sí que será usted quien tendrá las últimas palabras al respecto, preferentemente explicando la razón de cada orden. Es fundamental que las reglas sean limpias, y que también esté claro que sucede si estas órdenes no son obedecidas.

Aunque usted pueda sonar demasiado duro, todos sabemos que existen asuntos relacionados a la seguridad física y emocional, y a valores profundamente arraigados en la familia, que no pueden entrar en la categoría de órdenes negociables. Los padres no pueden permitir que un hijo adolescente tome una decisión únicamente por sí mismos: por ejemplo, cuán tarde puede llegar a su casa durante la noche, o sacar el auto de la familia sin permiso. Aunque esta innegociable autoridad suene muy dura, usted debe saber que de ella depende la seguridad de su hijo adolescente. No será una situación divertida, pero con el tiempo ellos sin dudas le comprenderán.

Es posible que los adolescentes desafíen estas órdenes no negociables, sobre todo si ha sido demasiado permisivo hasta el momento, pero, igualmente, será mucho más probable que las entiendan y respeten si saben sus legítimas razones, y si las mismas se limitan únicamente a los asuntos que verdaderamente importan; cuando aprendan que detrás de cada prohibición hay una razón sólida, y que usted está dispuesto a explicar sus razones cuando se las requieren, usted y su hijo adolescente lograrán una mayor maduración en la relación, y seguramente el chico se convierta en un mejor y más responsable adulto, que podrá comportarse de la misma forma con su futuro hijo adolescente.

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